martes, 6 de septiembre de 2011


Estuve mucho tiempo estancada en el mismo lugar sin darme cuenta que el tiempo pasaba y yo no lo vivía. Estaba varada en un lugar frio y oscuro, aunque buscaba alguna salida no aparecía. Busque arriba, abajo, derecha, izquierda y la maldita salida no aparecía. Sufrí mucho en ese estado de soledad eterna, sin saber ni siquiera porque me encontraba allí, infinitas dudas y preguntas que no podía responder inundaban mi ser. Aunque trataba de evitarlo, era evidente que el miedo me agobiaba y la soledad me carcomía los huesos hasta llegar al punto del colapso. Mi piel, mis ser, mis ojos y mi lengua no se resignaban a que esta dura batalla, que hace tiempo había sido derrotada. El corazón por su parte, partido en mil pedazos; el pobre testarudo se negaba a sanar su heridas, ah calmar el dolor. Una docena de meses pasaron y el corazón cansado de pelearla, asumió su cruel derrota, entendió que era inútil luchar por algo que ya ni siquiera estaba y que no volvería jamás. Fue en ese instante cuando pude ver la salida y animada me propuse volver a empezar, junte cada pedacito que se había caído de mi pobre corazón, y con ellos arme uno nuevo, uno más fuerte, indestructible, pero no perfecto; tiene su talón de Aquiles aunque ni siquiera yo sé cuál es, aunque me imagino que.
Voy en busca de un nuevo amor, de una nueva ilusión, de una nueva felicidad, para poder entregarle mi inmune corazón.

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